lunes, 8 de abril de 2019

pasajero

Pasó a ser parte de la charla del lunes, con los chicos de la oficina de Liverpool, la que está cerca del puerto del rey alemán que no fue rey.
Viste el hombre durmiendo en el segundo vagón?
Toda la oficina (prácticamente) viajaba en el tren de chester a liverpool, y era una locura de que todos habíamos visto al anciano durmiendo! con unas gafas de esas que te dan en los aviones para no ser molestado, un bonete de esos graciosos que usaban en la época victoriana y un traje viejo medio harapiento.

Acá todo es apuestas, por lo que empezamos a apostar si trabajaba, si se quedaba dormido e iba y venía toda la mañana hasta que finalmente se despertaba... se apostó de todo. Se armó un pozo y el que acertaba repartía con los ganadores de la terna!

Pasaron 4 días y en este enero especialmente frío donde nieva día por medio, el tren quedó casi sin calefacción así que en el viaje tiritando de frío, la unica distraccion es correr al segundo vagón para ver si esta el viejo y si se baja en algún lado, así durante toda la semana. 

El lunes no lo vi, el martes tampoco y la charla habitual volvió al deber estratégico de odiar al manchester united todo lo que se pueda. El miércoles Jhon (uno de los cadetes) entró medio llorando con un diario en la mano.
La noticia que señalaba mientras gritaba LLLOOOOOK LOOK!!! decía lo siguiente.

El octogenario Richard Preston fue hallado muerto en un vagón del tren chester-liverpool, el pobre limpiador de trenes (que lo hace una vez por semana) Oscar Carrillo lo encontró, el chico de origen latino va a necesitar terapia.
Sin familia, ni amigos, nadie reclamó el cuerpo hasta ahora. Desde esta redacción le deseamos un feliz descanso eterno y gracias por sus años de servicio en la marina real.

Levantamos la cabeza al unisono prácticamente todos los que estábamos en la mesa de reuniones viéndonos las caras con asombro. 
Corrí desesperado a buscar el cuadernillo, leí apresurado y los mire a los ojos y les dije
- El pozo quedó vacante.

lunes, 1 de abril de 2019

mi primer nemesis

Me gusta divagar sobre mis triunfos de la niñez, en algún punto creo que eso va a impresionar al público o sea a vos querido lector. Y claro, desde lo académico voy a tener una mejor aceptación. Aunque es todo una excusa para seguir divagando en mis recuerdos de tiempos mejores.

Esta es la historia de mi némesis de la infancia, Meliza (la hija del panza).
No se por que no nos caiamos bien, quizás nos repeliamos por cuestión de piel, factores sociales o simplemente nos odiabamos por que habia que odiar a alguien.
Familia muy amiga (en ese momento) de la mía, sobre todo de mi tío, el bocha.
Alguna vez supe ir a su casa a "ver" a su padre, me acuerdo que su doberman ( de color marrón claro) me mordió, inaugurando mi primera mordida de perro.
Cada vez que ellos venían a casa yo le hacia entender a esa rulienta que no era bienvenida. Nos odiabamos mal! 
Íbamos al mismo colegio, solo que ella por la mañana y yo por la tarde por lo que no nos cruzábamos, por suerte!

En esa época yo era bastante atlético y me gustaba competir en todo. Salto en largo, resistencia, postas... voley, futbol... lo que venga!

Me acuerdo que entre las escuelas cristianas del distrito se desarrollaron unas competencias interescolares! y quedé seleccionado para salto en largo y resistencia.
Mamá trabajaba en la zapateria de papá por esos tiempos. Yo tenia un solo pantalón y necesitaba un elastico nuevo por que se me caia. cuento largo dicho corto... me olvide de avisarle y el día del torneo por no molestar a mamá me fui con los pantalones como estaban.

Cuando entre a la cancha de salto en largo y la vi al costado, mirando atenta... obviamente esperando que falle!
que tupé el pararse al lado de la pista, solo para verme fallar. y yo que me sostenía los pantalones con una mano! y nadie me decía nada, nadie se daba cuenta! mi infelicidad y mi cara de pánico no eran nada para los docentes que me sonreían como si estuviera todo bien!

Salto y el desenlace obvio sucede, nulo. Vuelta a la ronda y hago el segundo salto que también fue nulo, la tercera y última meto un 2,10mts que me dejaba último o casi, pero fue lo suficiente para que me levanté de la arena con una mano al cielo y con la otra sosteniéndome el pantalón, digno, con la frente en alto.
Me escondí un poco para llorisquear. Por que no le iba a dar otra satisfacción a esa.