martes, 8 de octubre de 2019

los hombres lloran


Juan Diego Gelmans se levantó esta mañana como tantas otras. 
Exactamente 14601 mañanas con la incertidumbre de si era la misma persona que se acostó la noche anterior.

Estaba solo en su casa, arrastró los pies por la pieza hasta ponerse las pantuflas de peluche obviando que es agosto y en esta parte del mundo hace calor... mucho! pero el tenia los pies helados!
Se lavo los dientes y el cepillo paso muy atrás produciéndole una arcada que lo terminó de despertar.
Fue hasta la cocina y no quiso moler café así que se hizo uno instantáneo, busco la leche en la heladera para cortarlo, (abrió el cartón, lo olió y lo guardo) el olor de la leche fresca le hizo revoltijo en la panza.

Fue la segunda alarma de la mañana.

Camino hasta la cocina para poner la parrillita para hacer tostadas, (Juan cree que sin el miedo a quemar las tostadas no se disfrutan tanto) todavía quedaba un poco del aceite que salpicó el salmón que hizo la anoche anterior para cenar. Esta vez directamente vómito en el lavaplatos al ver con horror las gotitas de aceite y al sentir que el aroma a pescado le inundaba la nariz. Por suerte el lavaplatos estaba vacío.

Se agarró la cabeza. 

Después de limpiar todo busco información desesperado en su teléfono móvil.
ME HIZO MAL LA COMIDA! fiuuuu no pasa nada.

volvió a su café y a sus tostadas perfectas (sin manteca salada ni dulce por las dudas de incrementar el cuadro estomacal). Aunque le empezó a recorrer un hilo de transpiración en la columna con una sola intención. Que se levante a buscar la manteca salada y el dulce de durazno... cada mordisco era una puñalada en el corazón del tipo que no le gusta cortar la rutina.

Se tomo un efervescente de alikal y se acomodo para ir al gym antes del almuerzo por que uno de los pocos amigos (en realidad un conocido del trabajo antes de jubilarse) que aun le quedaban le habia dicho que es la mejor forma de perder peso y como estaba entrado en kilos, ahora hacia eso. Busco su ropa deportiva pero estaba sucia... mala suerte dijo mientras se alegraba internamente.
Se dispuso en cambio a hacer lavandería. El short del Barcelona estaba roñoso, tanto que él mismo se molesto, no obstante así y todo quiso asegurarse y olfateo con ganas lo más cerca que pudo en la zona del culo. 

Una nueva arcada.

No quiso ni tocar la remera ni mucho menos las medias. Así que abandonó la empresa y consternado por el reflujo que subía por la garganta busco ayuda nuevamente.

Corrió al baño a vomitar como es debido.

Ahí va el desayuno... salió del ñorsi luego de enjuagarse la cara. No habia otra respuesta lógica. Juan se sentó en la cama y volvió a abrir su teléfono celular para ver la segunda posible causa de su malestar. 
Estaba embarazado y no cabía otra explicación. Leyó uno a uno los síntomas y todo concordaba. En ese instante, ese instante donde su vida se paralizó, rompió en llanto.

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