miércoles, 17 de mayo de 2017

El esoterismo y yo

Una psíquica una vez, en uno de mis viajes, me hizo un amuleto.
Me hizo prometer que jamás lo dejaría solo.
En su visión de mi futuro, me auguró fortuna mas allá de lo concebible.
También una vida de lujos y mujeres, pero la soledad sería mi única compañera.
Recuerdo que dijo, serás feliz pero no por las riquezas.

Al pasar el tiempo una adivina del café, juró que la borra le decía lo rico que sería,
Que tendría una familia y mis fantasías económicas serían realidad.

Por último una tarotista sentenció que no sería pobre, pero que tampoco nadaría en abundancias. En un modo pícaro levantó la cabeza y señaló. Todo un Don Juan aunque vos no lo veas... Y volvió a fruncir el ceño. 
Esta amable adivina de las cartas fue mi último encuentro con el arte oscuro de la adivinanza.

Siempre de forma casual y obligado a escuchar lo que un hombre de ciencia (como me veo) consideraría pavadas. Estos vistazos a mi futuro próximo son los entredichos de mi yo, al querer creer.

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