Solía ser un Barman muy conocido, gente venía de todos lados para verme. Tenía clientes tan fieles y devotos que habrían echo una barrabrava para verme competir si alguna vez los hubiera dejado.
Uno de ellos, Pedro (tipo alto, más bien relleno, de bigote chistoso y sumamente dulce y atento en su hablar) que siempre era quien más satisfaccion me daba atender, llegó con la noticia de que estaba profundamente enamorado. A la susodicha la había invitado a un recital (carísimo) y después a cenar. Ella dijo que si!
El día de la cita me esperaba no verlo, cuando a punto de cerrar cayó Pedro, me abrazó y lloró como nunca ví llorar a nadie. Me rompió el alma.
Me contó que ella (luz) le había dado la mano, habían franeleado al son de la música, comió su comida después, tomó unas cervezas y cuando el la despidió en el saguan de su hogar ella le corrió la cara y se metió adentro riéndose.
En ese momento la insulté y la nombre mí enemiga pública N°1. Nadie lo sabía pero yo, ya estaba planeando mí venganza.
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