lunes, 14 de marzo de 2022

me encontré

A veces sueño con mí primer día de jardín de infantes. Colgué el bolsito con alfajores y un juguito Baggio en el perchero. 
Me doy vuelta para saludar y me como un arrebato en la panza. Entre cuatro me cagan a piñas y me vacían el bolsito. 
Fue mí primer y último día en el jardín de infantes. 
Lloro como nunca. Lloro como jamás voy a volver a llorar. Me despierto.

Hoy soy este escritor en carrera al nobel de literatura, me picó el bichito de volver al pago, a ver a la vieja y acariciar los tiempos de niñez. 
Llegué caminando por el viejo camino de la estancia, pasé por la estación, pasé por la canchita, pasé por el colegio y ahí lo ví. Un nene rellenito con corte taza, llorando en la puerta del jardin, solo y agarrandosé la pancita. 
Frené en seco, se me hizo un nudo en la garganta, temble y me tembló el labio, su dolor fue mí dolor. Me pare al lado sin saber bien como consolarlo, me agache y me dibuje una sonrisa. Aclaré la garganta.
-estás bien? 
-noooo 
Dijo y soltó un sollozo doloroso, me abrazó, lloró como yo había llorado hace tantos años. 
Que le pregunto? Lloro con él? No lo puedo abrazar, es un menor que no conozco. Lo conozco? 
-como te llamas? 
-keke
Me quedé duro. 
-como? 
-ezequiel, tengo así (5 dedos) y me dicen keke. 
Lloro, lo abrazo, no sos real nene. 
Nos sentamos en el cordón de la vereda. Me dice,
-vos nos sos mí papá! Sos mí tío? No estabas muerto? 
Balcucie un segundo haciendo tiempo hasta que me decidí por mentirme. 
-soy tu tío, o algo así... No me vas a creer pero yo tengo poderes! Sé cómo vas a ser cuando seas grande. 
Keke volvió a sollozar, 
-en serio? Vamos a estar bien? 
-quedate tranquilo, vamos a estar muy bien!
Lo agarré de la mano, entré a casa. Me acosté en mí vieja cama. Abracé la almohada y me dormí con una sonrisa finalmente.


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